El Garrote Vil en Ponce
Por Melina Aguilar Colón para Isla Caribe
La pena de muerte era una práctica común en Puerto Rico y en su historia se ejecutaron 589 personas, 289 en el siglo XVI, 70 en el siglo XVII, 44 en el siglo XVIII, 159 en el siglo XIX y 27 en el siglo XX utilizando el garrote o la horca.
Un caso de gran interés donde se utilizó el garrote es el que llevó a la muerte de cuatro personas en Ponce. Este caso fue uno de los que más estremeció a la ciudadanía de principio fin.
Todo comenzó en el barrio Guayo de Adjuntas, cuando en la noche del 30 de septiembre de 1898, un grupo de personas llenos de necesidad y cansados de la opresión por parte de los ricos, llegaron a la hacienda del español don Antonio Delgado. Le pidieron dinero, lo cuestionaron, lo torturaron, y lo mataron. Antes de irse violaron a dos de las mujeres de la casa. Todo para robar 2,500 pesetas. Tomó más de 15 meses capturarlos y después de tener 10 individuos bajo custodia, acusaron a estas 5 personas:
- Bernabe Acevedo Perez de Adjuntas, 22 años
- Ramon Troche de Yauco, 22 años
- Juan Torres Acevedo de Adjuntas, 21 años
- Jose Torres “El Brujo” de Yabucoa, 32 años
- Antonio de Torres Acevedo de Adjuntas, 57 años
Curiosamente el abogado representante de los acusados fue el famoso poeta juanadino Luis Llorens Torres. Este no pudo convencer al procurador para conmutarle la pena de muerte. En el pueblo también surgió un gran movimiento para tratar de que no se aplicará la pena de muerte, incluyendo familiares de las víctimas, y hasta grupos religiosos y ciudadanos influyentes le pidieron al gobernador y famoso juez estadounidense, William Henry Hunt, que les perdonaran la vida. Las autoridades no cedieron. Por tener solo 21 años y por ser obligado por su padre a ser parte del crimen (su padre fue uno de los acusados) se le concedió perdón a Juan Torres Acevedo.
Era tanto la oposición de la ciudadanía que ya con una fecha establecida para llevar a cabo el acto de pena de muerte, los comerciantes ponceños se negaron a vender la madera y ningún carpintero accedió a construir el cadalso, el tablado que se levanta para la ejecución de una pena de muerte. Tampoco conseguían un verdugo, la persona encargada de llevar a cabo la ejecución de una persona condenada a la pena de muerte. Finalmente dos días antes de la ejecución los carpinteros del campamento militar norteamericano construyeron el cadalso, y un preso accedió a servir de verdugo a cambio de su libertad inmediata y cien dólares.
Con todo listo a las 6:00 am del 3 de junio de 1902 en el patio de lo que es hoy la Alcaldía de Ponce, los cuatro hombres encapuchados fueron atados a los postes del cadalso. Luego de recibir los últimos sacramentos por los sacerdotes, el verdugo les quitó la vida uno por uno apretando el tornillo del garrote vil. El garrote ejecutaba por estrangulamiento. Era un arco de hierro que sujetaba la cabeza del condenado a un poste vertical, en el que había dispuesto un punzón que se introducía con gran violencia y rapidez en la base del cráneo.
Esta fue la última ejecución por garrote efectuada en Puerto Rico. Luego de este triste suceso la pena de muerte continuó con la horca hasta que se prohibió completamente con la Ley Número 42 de 26 de abril de 1929. En 1952 se incorpora la prohibición de la pena de muerte en la Constitución del Estado Libre Asociado de Puerto Rico. Sin embargo la pena de muerte es legal en Estados Unidos y personas que viven en Puerto Rico pueden ser condenados a la pena de muerte por legislación federal.
A 90 años de la prohibición de la pena de muerte en Puerto Rico, C. Martinez Acosta, un activo crítico quiere que nos recordemos que: “la pena de muerte solo es para ser aplicada al pobre, al infeliz, al que careciendo de medios económicos para defenderse, no puede escapar de la mano del verdugo. En fin era y es un acto no sólo erróneo e irreversible pero también injusto hacia un grupo de la población con menos recursos”.
Información obtenida del artículo “La Pena de Muerte” por el Senador Moises Echevarria del 6 de marzo de 1938, y el articulo “Los últimos que murieron por el Garrote en Ponce” Notisur del 23 al 29 de julio de 1998 por Luis Antonio Rodriguez. También del escrito “La Pena de Muerte en Puerto Rico: Dos Caras del Sistema de Justicia Criminal” por Jesús M. Rivera Delgado y Lina M. Torres Rivera. Puedes conseguir los documentos están disponibles en el Archivo de Ponce. Puedes visitar el Archivo y aprender todo lo que quieras de la historia de Ponce de lunes a viernes de 8:30am a 4:30pm.
